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martes, 20 de noviembre de 2018
lunes, 19 de noviembre de 2018
7. Empoderar a la ciudadanía mediática desde la educomunicación. Vicent Gozálvez y Paloma Contreras-Pulido
La educomunicación no se en tiende de modo completo
sin su finalidad cívica, es decir, sin su trasfondo ético, social y democrático
relacionado con el empoderamiento de la ciudadanía en cuestiones mediáticas. Y
empoderar a la ciudadanía a este respecto significa reforzar la libertad, la
autonomía crítica y la participación de los ciudadanos en cuestiones políticas,
sociales, económicas, ecológicas e interculturales a partir del buen uso de los
medios y la tecnología comunicativa.
Entre la educomunicación, la ética del diálogo y el
enfoque de las capacidades, con el fin de reconstruir un fundamento ético y
político válido para la educación mediática.
Asimismo, hemos investigado las
claves para el empoderamiento y el protagonismo de la ciudadanía en el ámbito
mediático, ampliando la actual teoría de la ciudadanía con el concepto de
«ciudadanía mediática».
Por otra parte, la necesidad de empoderar a la
ciudadanía en el terreno mediático tiene como fin reactivar a la sociedad civil
en el seno de democracias deliberativas comprometidas con el desarrollo humano.
6. Cuando dos son tres - Rafael Alberto Pérez
La educomunicación se suele presentar como la educación en materia de
comunicación.
Esto es, como la convergencia o intersección de dos procesos (la
educación y la comunicación) que hacen parte de un mismo fenómeno.
PARA EL AUTOR
Educomunicación
es la intersección de tres campos y no de dos. Y reclamo el tercer elemento
ausente de la anterior descripción: la estrategia.
El objetivo de este artículo
es precisamente el de subrayar este elemento.
Desde
mi punto de vista, el quid de la cuestión no es educar para la comunicación
sino encontrar las estrategias adecuadas para hacerlo, y para que los educandos
que la reciben sepan sacar partido de las potencialidades que la
educomunicación les abre para entender al mundo y a ellos mismos como parte
activa y transformadora de ese mundo.
Todo ello implica reconocer que la escuela ha perdido la exclusividad
como agente educativo y socializante. Reconocer que los medios además de
informar y entretener también presentan modelos del mundo, estilos de vida,
formas de ver y entender la sociedad, así como patrones de identificación que
suponen un material básico para la configuración de las percepciones e imágenes
del ciudadano del siglo XXI.
5. Educomunicación. Los dilemas y retos en un mundo de comunicación global - Enrique Martínez-Salanova
Los comienzos del siglo XXI vienen marcados por una
trasformación social intensa, con gran incidencia en los sistemas educativos.
Por una parte se ha aumentado la longevidad que causa la evolución demográfica,
lo que requiere una disponibilidad permanente de las personas hacia su
formación, y exige una educación durante toda la vida.
Por otra parte, las
innovaciones tecnológicas dan lugar a nuevas series de conocimientos, a la
exigencia de estar al día, al mismo tiempo que cambian los hábitos de consumo y
los estilos de vida, las relaciones con el medioambiente y las actividades
industriales, que haciendo desaparecer los trabajos rutinarios y repetitivos,
convierten el trabajo en algo mucho más cargado de tareas inteligentes que
requieren iniciativa y adaptación.
4. En torno a la palabra en la práctica de la educomunicación
El hecho educativo es, esencialmente, un hecho
comunicativo.
Hoy es impensable hablar de comunicación y de educación como de
procesos diferentes.
Los procesos de comunicación son componentes pedagógicos
del aprendizaje.
Oí por primera vez el concepto en el entorno, tal vez a él
mismo, de Paulo Freire, en Chile por los años 70. Después lo volví a percibir
en Argentina, en un encuentro con educadores al que asistía Mario Kaplún.
La
UNESCO lo aceptó en 1979, y de ahí su recorrido fue rápido en América, en
relación con la educación popular, y más lento en Europa, pero imparable.
Hoy
Aularia entrevista a Daniel Prieto Castillo, educador desde 1962, pionero en la
praxis y en la reflexión educomunicativa. (Enrique Martínez-Salanova,
entrevistador).
3. Reflexion Teórica y Contextual Sobre la Educomunicacion - René Unda Lara
La reflexión teórica y contextual sobre la
Educomunicación implica, necesariamente, el establecimiento de ciertas definiciones básicas sobre esta área del conocimiento en el marco de un conjunto de
consideraciones previas respecto de los procesos de producción social, como
prerrequisito del ejercicio propuesto.
La
lectura, en síntesis, del escenario general en el que se produce la
Educomunicación como un campo cultural específico, resulta fundamental para el
objetivo de este trabajo.
La identificación e interpretación de los principales
procesos socioculturales de la actualidad, que desde la perspectiva del
observador se realiza, tienen la intención de contribuir a la comprensión de
los fundamentos y alcances de la Educomunicación.
Como cualquier otro campo
transdisciplinar del conocimiento en la modernidad contemporánea, el origen de
la Educomunicación se sitúa como parte de los procesos de complejidad creciente
de la sociedad y de la ciencia, pero sobre todo, como se tratará de demostrar
más adelante, en el campo de las interrelaciones entre la sociedad y la ciencia.
2. EDUCOMUNICACIÓN EN EL SIGLO XXI por Agustín García Matilla
La educomunicación en el nuevo
siglo debería erigirse en un territorio imprescindible para la adquisición y
confrontación de conocimientos. Es ya sabido que todo conocimiento se adquiere
desde un pensamiento crítico. Un error habitual es llegar a creer que la
información y la comunicación generan por sí mismas conocimiento. La clave
estribaría en permitir acceder a un conocimiento pertinente que permitiera
alcanzar un conocimiento de los problemas claves del mundo, explicar y hacer
visibles conceptos como el contexto, lo global, lo multidimensional o lo
complejo, fomentando una inteligencia general que despierte la curiosidad
intelectual y la necesidad de hacer preguntas.
Profesionales
de la educación
Los profesores
de todos los niveles educativos no universitarios a menudo han sido
responsabilizados socialmente de muchos de los males que han afectado a la
sociedad misma. Si los padres dimitían de sus responsabilidades básicas como
educadores de sus hijos, los profesores debían cubrir esta laguna; si los
contenidos transmitidos por los medios chocaban con normas, valores y conceptos
transmitidos en la escuela, también eran los profesores los responsables de
compensar este desequilibrio. Si surgían nuevas áreas transversales representativas
de una visión más integradora de los saberes y más vinculadas con la realidad,
era asimismo el profesorado quien debía ponerse al día, llevando a la práctica
los procedimientos necesarios para que los alumnos construyeran su propio
aprendizaje
¿A que debería darle
prioridad una educomunicación para el siglo XXI?
Diariamente podemos encontrar en
los informativos de todas las cadenas de televisión ejemplos de hasta qué punto
las imágenes que intentan aproximarnos a la realidad están repletas de adherencias
que nos impiden tener una visión más distanciada, crítica y ponderada del
mundo. Paralelamente, como hecho objetivamente positivo, recibimos un cúmulo de
informaciones que habría sido impensable imaginar antes del invento de la
televisión y que nos deberían estimular a comprender en mayor medida un
universo tan rico y variado como el que nos rodea.
1. Caminos de la educomunicación: utopías, confrontaciones, reconocimientos por Ismar de Oliveira Soares.
La utopía de la recepción
calificada
Los estudios de la recepción bajo la
influencia de la teoría de las mediaciones, han permitido ampliar el sueño de
los agentes culturales interesados en discutir la presencia de los medios de
comunicación en la sociedad contemporánea, intentando motivar el sistema formal
de enseñanza a asumir su papel como mediador de la convivencia entre las nuevas
generaciones de consumidores y las viejas generaciones de productores.
La utopía de
la educación popular
Seguimos
hablando de educomunicación como la búsqueda sistemática de la autonomía de la
palabra. Profundizando pues en el tema, vamos a la raíz de la perspectiva
dialéctica de la educación para la comunicación: la propia “educación popular”.
El diálogo
intra-muros
La comunicación y la educación son
concebidas como actividades grupales, donde antes que nada hay un grupo que
dialoga consigo mismo y en la que se atribuye al educador (comunicador) el rol,
no de transmitir un conocimiento acabado e irrefutable, sino el de facilitar y
ayudar al grupo a compartir el conocimiento que tiene en su interior y a tomar
del mundo nuevos conocimientos.
La utopía de
la articulación colectiva para el cambio social
En dirección al diálogo con el otro
–personal o institucional–, en la misma búsqueda por la autonomía y libertad de
la palabra, el concepto de educomunicación se usa para designar la búsqueda de
articulaciones colectivas y dialógicas en función del uso de los procesos y
herramientas de la comunicación, para garantizar el progreso y el desarrollo
humano.
La utopía de la educomunicación
como derecho de todos alcanzado mediante las políticas públicas
Retomar las distintas utopías que han posibilitado y
han favorecido la construcción de los sentidos atribuidos históricamente al
concepto en estudio, nos facilita reafirmar nuestra concepción de la
educomunicación como el conjunto de las acciones de carácter multidisciplinar
inherentes a la planificación, ejecución y evaluación de procesos destinados a
la creación y el desarrollo en determinado contexto educativo–de ecosistemas
comunicativos abiertos y dialógicos, favorecedores del aprendizaje colaborativo
a partir del ejercicio de la libertad de expresión, mediante el acceso y la
inserción crítica y autónoma de los sujetos y sus comunidades en la sociedad de
la comunicación.
Perspectivas
La
utopía de la educomunicación como “gestión democrática de la comunicación” en
espacios educativos, que se desarrolla a partir de la micropolítica de las
acciones en pequeños grupos, en donde la relación yo-tú, propuesta por Buber (2007),
posibilita la autenticidad del diálogo profundo y emancipador, condición para
el éxito de las acciones macro-culturales, a partir del momento en el que se
las reconoce como deseables en el ámbito de las políticas públicas.
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